jueves, 26 de diciembre de 2019

ARGEMIRO AGUDELO: El nombre de Peque no deja de ser pecar.


ARGEMIRO AGUDELO


Uno andando por las montañas, uno ve muchas cosas (…) es conveniente contar esas historias porque hay cosas que están en riesgos, en la montaña y todo eso hay que comunicarlo para que la gente se dé cuenta ya que si no quisieran arrepentirsen, ya es otra cosa”.

Es Argemiro Agudelo una persona reflexiva y meditativa, gracias a la sabiduría que da los años, al estudio de ciencias cultas y ocultas –según la visión de cada persona- y al estudio de la biblia.

De manera metafórica, Argemiro Agudelo dice que “todo ese contorno por aquí está como una cosa de esas que preparan en los tiempos de fiesta pa´ divertisen (…) eso hacen una rueda, y a esa rueda le van uniendo esos explosivos. Y entonces lo prenden por una partecita y esa partecita lo va prendiendo todo. Y así está este municipio. Se dice que debido a esas cosas es que de pronto hay un riesgo por aquí, porque todo está rodeado de esas cosas. Y que es como por forma de un castigo, por desobediencia. Que se le advierten las cosas y no hacen caso. (…) aquí está el nombre Peque. Hace más de dos siglos que el nombre Peque existe. Y hasta ahorita no ha habido nadie, no ha habido sabio ni justo que deje ese nombre y se arrepienta de ese nombre. Por eso el nombre de Peque no deja de ser pecar”.
Argemiro usualmente pasea y se distrae en el parque
Se necesita interpretación o imaginación para aproximarnos a lo que nos quiere decir el anciano con su profecía. Es característico de los profetas estimular la imaginación ajena a través de palabras y expresiones que llevan significados simbólicos para que se descifren por los mejores intérpretes. No sabemos si el hecho se refiere a un fenómeno social o a un fenómeno natural. Si es social, quizás el fenómeno haya ocurrido y se haya relacionado con el desplazamiento del año 2001. Si es natural, quizás tenga que ver con posibles erupciones volcánicas por encontrarse el pueblo cerca a los picos de la cordillera de los Andes.

El nombre del Municipio, Peque, para propios y extraños, quizás sea una alegoría a la vida libertina, de placer y satisfacción de los sentidos. Pero hay que recordar que la palabra está relacionada con los habitantes de estos territorios antes de la llegada de Gaspar de Rodas: los Pekis o Pequis. Los sonidos que forman las palabras de la lengua de una cultura representan cosas de su realidad, de su medio y de sus creencias.

Una solución que da Argemiro al nombre incitador al pecado que lleva el pueblo es Amparadó. “Porque, ya, el nombre Peque, no es pues, un nombre, digamos, que no tiene riesgo. Ese es un nombre de riesgo para la gente. La gente hoy en días, no piensan en otras cosas, sino que es, vivir en el mundo sin (…) arrepentirse de la culpa que tenga”, asegura.

Argemiro Agudelo es hijo de Anatividad Agudelo y Baltazar David. Nació en el año 1928 en el sector El Higuerón, corregimiento Los Llanos de Peque. Tuvo tres hermanos: Alfonso Enrique –se fue para el departamento del Valle y no se supo más de él-, Maria Ercilia –fallecida en la violencia- y Luis Ernesto -ya fallecido.

Fue a la escuela por un periodo aproximado de cuatro años. El nombre del único profesor que recuerda es el de Miguel Ángel Suárez, padre del conocido Hildebrando Suárez, Cochise. De los recuerdos de su infancia dice que en la quebrada Los Llanos se formaba un pozo grande al caer el agua. A  él iban en la noche las personas que practicaban ciencias ocultas. De este pozo se levantaban, volaban, hasta unas peñas que había por allá.  Igualmente recuerda que algunas niñas de Los Llanos, de 12 y 13 años, cuando medio leían y escribían, cogían ramas, y frotándolas en sus manos, formaban una masa que al mismo tiempo se convertía en un gusano vivo.

Casi pierde la vida cuando movilizándose entre el sector El Tablazo y El Aguacate, se detuvo en El aguacate ya que había mucha gente tomando guarapo, entre ellos uno de sus hermanos, quien estaba muy borracho con otro. En eso llegó la policía y requisó a Argemiro –previamente había escondido el arma en el rastrojo- y no le encontró nada. Luego cogieron a su hermano y al otro borracho a patadas y a plan. Intercedió Argemiro por los dos borrachos, cosa que no gustó en la autoridad, y uno de ellos le mandó un machetazo a la cabeza el cual con habilidad pudo evitar. Luego le envió el otro machetazo y con habilidad y fuerza Argemiro cogió por el brazo al policía, lo sacudió y lo tiró al suelo. Viendo Argemiro la oportunidad de escapar, se tiró por un bordo cayendo de pie en la playa de la quebrada. El policía hizo lo mismo en su persecución, se lanzó, pero con tan mala suerte cayó boca abajo en la playa. “Ahí mismo me le encasquetié. Si no llega la compañía de ellos, lo acabo. Me cogieron y me daban plan y pata les dije: hombe, si tienen mucho odio con migo, mátemen más bien. Cuando estaban sacando el revólver, apareció un señor que parecía compañero de ellos y les dijo: no hay orden de matar a nadie; larguen a ese muchacho que lo están aporriando de manera cobarde”.

Por este hecho fue conocido como “Estuzador” durante la época de la Violencia Política, pero no porque haya quitado la cabeza a los oponentes, sino porque pudo evitar perderla en el forcejeo con los policías. Su caso animó a los habitantes del sector para formar grupo de autodefensa contra la policía y los contra chusmeros.

Pasada la violencia, él y otros 70 chusmeros liberales debieron ir a la cuarta brigada en Medellín al proceso de amnistía ofrecido por el gobierno nacional. Allí los militares les preguntaban por qué se habían enfrentado a la policía. Ellos respondían que porque la policía los iba a matar. “Allá nos dieron ropa, nos dieron zapatas. Váyanse a trabajar”, les dijeron.
En el hospital solicitando los servicios
de salud

Durante una parte de su vida se dedicó al estudio de la medicina de las plantas. Uno de los libros que recuerda es “Vida y Salud”. En una ocasión cambió un libro de geología por un libro de magia que tenía un hijo de Alberto Mazo. Con este libro profundizó sus conocimientos en medicina de las plantas y la tierra. Durante algún tiempo el libro fue fuente de consulta hasta que se le perdió. Luego de ello inició el estudio de la biblia. Ahora duda que el contenido del libro, y los aprendizajes obtenidos de él, sean del agrado de Dios.

El primer hogar que conformó Argemiro fue con Maria Dolores Posso; vivió aproximadamente quince años con ella. De esta unión tuvo dos hijos: Orlanda y Eneida  "La idea mía era casarme con ella, entonces yo le noté un ... un error, entonces ya no me dio por casarme con ella", asegura.

El segundo hogar, y con bendición de cura, fue con Paulina de Jesús Torres. En este matrimonio nacieron cinco hijos: Lucémida, Floresminda, Maria Berley, José Angelino y Uberly Amparo. En aquellos tiempos usualmente los sacerdotes no atendían a la voluntad de los padres en el momento de bautizar a los niños en la iglesia. Si el nombre del niño no le sonaba bien a los oídos del sacerdote, este le cambiaba el nombre. Esto le pasó a don Argemiro quien se iba a llamar José Angelino pero el sacerdote le cambió el nombre en el momento del bautizo.

Reconoce que fue un borrachín; empezó a beber a la edad de 14 años. Durante muchos años se embriagaba con la bebida popular de esos tiempos: la chicha. Unos de los nombres de las personas que recuerda que hacía chicha por El Cañón (El Aguacate), es Tomasa Posso y Daniel Posso. “Uno empezaba por ahí así, charlando, charlando, y cuando menos pensaba, uno se iba al piso”, recuerda.

Por un tiempo Argemiro asistió a una de las iglesias evangélicas del pueblo. Ahora que su movilidad es reducida, debido a su edad avanzada y achaques de la vida, ya no asiste a los servicios religiosos de ninguna iglesia, y lamenta que ninguno de los pastores lo visite.

Un día de vida es un día de experiencias, aprendizajes, interacciones. Un sin número de sucesos e ideas ocurren entre el levantarse y el acostarse. De ello somos testigos todos, especialmente personas como Argemiro Agudelo que a sus 91 años continúa enfrentando la vida con las dificultades propias de la edad.

Es común, en el género literario, comparar metafóricamente la belleza de la juventud con la primavera, y la pérdida de habilidad, fuerza y lozanía de la vejez, con el ocaso. Es un proceso biológico imposible de detener, y mucho menos de revertir. La pérdida de una condición es la elevación de un estado. El desgaste del organismo físico da paso a la lucidez y plenitud del espíritu. He ahí la claridad y serenidad del anciano.

lunes, 16 de diciembre de 2019

JORGE CARVAJAL: Pasión por los caballos


JORGE ELIEZER CARVAJAL

Jorge Carvajal montando la muy recordada mula Canela

Nació don Jorge Carvajal el 21 de marzo de 1948 en el Cañón de la Esmeralda, por San Jorge. Cuenta con 70 años de edad. Sus abuelos vivieron y murieron en San Jorge. Siempre ha tenido deseos de visitar su lugar de nacimiento pero nunca ha tenido la oportunidad.

Casi toda su vida la ha vivido acá en el municipio de Peque, solo en el desplazamiento que vivió el municipio en el año 2001, se ausentó durante 5 años. Un año lo vivió en Medellín y de allí partió para el Corregimiento de Saiza, municipio de Tierralta, Córdoba. Nuevamente la violencia lo hizo desplazar de Saiza. “Otra vez pa´ Carepa. Ahí estuvimos un tiempecito mientras recogíamos las cositas y entregábamos el ganado”, recuerda.

Don Jorge es hijo de doña Carmen Emilia Carvajal e hijo de crianza de Antonio José Valle, más conocido como el “Mono Valle”. Tuvo dos hermanos menores, ya fallecidos, por parte de su madre. Su hermano Bernardo murió en El Tres, Turbo, asesinado por los paramilitares en 1990. El otro hermano, Antonio José, falleció en Dabeiba hace tres años. “Él bebía mucho aguardiente, y fumaba mucho. Y eso le dio cirrosis y eso se lo llevó”, agrega.
Antonio José y Carmen Emilia, padres de Jorge Carvajal
OCUPACIONES Y OFICIOS
Guardían de la cárcel municipal
Fue Jorge Carvajal “guardián” de la cárcel municipal durante cinco años. “pues ahí trabajaba uno, se ganaba el mínimo, la comidita. Hasta me tocó algunos días con don Aquilino y Miro Torres”. En aquellos tiempos era mucha la gente, por peliona, que se hacían meter a la cárcel. “Yo me acuerdo una vez que metieron a Perrunga porque le metió un botellazo a Zumbambico, hijo de Pedro Jaramillo, muy mencionado en la violencia. Los metieron juntos a la cárcel y como a los dos o tres días sacaron a Zumbambico pal hospital pa´ safale los puntos, y eso le dolió mucho y bajó que chillaba, y Perrunga que gozaba (…) a Perrunga le gustaba mucho la pelea. Fue el que le dañó también un ojo a Abdián, el de San Juliancito”, comenta.

Aunque la administración de ese entonces dotaba con revólver Colt Caballo al guardián de la cárcel, don Jorge nunca se vio en la necesidad de usarlo. “Con ese revólver mató un hijo de Nena Rivera, Sigifredo Rivera, a un viejito que metieron a la cárcel y se fue a volar, le metió un tiro por la espalda. Esas mujeres nacieron vendiendo guarapo en la casa de Abraham Londoño”, recuerda.

Entrenador y comerciante de mulas y caballos
En un pueblo de geografía montañosa con un 90% de la población campesina, la mula y el caballo han jugado un rol importante en el desarrollo del municipio. Hasta hace poco, antes que la mula fuese reemplazada por las motos y los vehículos, en el casco urbano del pueblo, junto a las tiendas de abarrotes y compras de grano, llegaban las mulas cargadas de café, fríjol y otros frutos del campo. De estos sitios partían con panela, arroz, aceite, papa, chocolate, sal y galletas para las veredas y corregimientos. La melaza, el salvado y el campeón eran el combustible que movía los motores de estos animales.
En el video, Jorge entrenando uno de sus caballos

En mi vida me he dedicado más que todo al negocio de los animales, bestias. Yo tuve una mula del burro de Guayabal, la compré de 25 meses y apenas le habían pegado como dos ensilladas. La compré y la seguí yo, y la saqué adelante, y la vendí en ocho millones de pesos. Llamaba La Canela. Esa mula la amansé y a los 29 meses la vendí pa´ Medellín (…) Conseguía un tabrete y le decía, Canela, súbase aquí, y esa ahí mismo encaramaba las manos en el tabrete. Le decía, Canela, deme un pico, y estiraba la jeta pa´dame un pico”, comenta.

Como todo bien preciado por las personas, los animales, según su propósito, tienen cualidades. Una mula, que en el criterio y conocimiento general se considera “fina” tiene estas características: “por la mansedumbre, el paso. Lo dócil la mula, lo briosa la mula y mansita para todo. El animal de acuerdo al montador se va adiestrando”.
Foto de la cédula de Jorge Carvajal


Sucedió el caso que Jorge Carvajal montaba la mula de un señor de Sabanalarga. El señor se comprometió a dar el cuido para el semoviente. Transcurrieron tres meses y el dueño solo envió dos bultos de cuido. El montador, Jorge, tuvo que hacerse cargo del cuido de la mula, tarea un poco difícil para él. Le envió la mula a su dueño en Sabanalarga. El dueño se enojó mucho porque le fue enviada su bestia y por su descontento no pagó la montada. Antes de enviar la mula, Jorge le ofreció 5 millones por ella. El dueño no aceptó la oferta, pero ya en sus manos la vendió en cuatro millones y medio. Lo que no sabía su dueño era que por el suroeste ofrecían hasta ocho millones de pesos por ella.

Muchas han sido las bestias montadas, o más bien entrenadas en el paso fino, por Jorge. Las ha amansado y las ha enviado vendidas para Medellín, Urabá, Ituango,  Santa Rita “He vendido mucha mula pa´mucha parte. A veces me llaman y me preguntan ¿qué tiene? Si tengo alguna mula de silla les digo, tengo una mula de silla. Les mando un video, ellos la ven. Si se animan la vemos, o me piden garantías, yo se las doy. Que no tenga resabios; si tiene resabios, hay que decile al cliente. Al uno vender un animal que el otro no esté viendo, debe uno decile las condiciones que tiene el animal”.

Las redes sociales se han convertido en un gran aliado para los criadores y comerciantes de semovientes como Jorge Carvajal. El interesado en un semoviente mular o caballar puede pedir a su dueño las fotos o el video de los animales.

Jorge: Hombe, le mandé el video de la mula a Pablito. Le gustó mucho
Amigo: ¿Le gustó mucho? ¿Qué dijo?
Jorge: Me exigieron que les mandara un video de la mula sin silla
Amigo: Ahh, desensillada.
Jorge: desensillada. Que es pa´un señor ya de edad. Vea este de Rodriguito.
Amigo: ¿Hijo de este? –señalando al burro.
Jorge: Hijo de este.
Amigo: La yegua es mora, ¿cierto?
Jorge: La yegua es guacharaca.
Jorge, en la pasión de su vida: los caballos.
Desde la edad de 12 años viene don Jorge criando y negociando con animales. Se inició con un marrano que le regaló su madre y se compró su primera muleta. A esta actividad le agradece mucho ya que con ella ha criado a sus hijos. “En el momento tengo un potro,´ta de 15 meses, hijo de un caballo, de los caballos mejores de aquí de Colombia. Hijo de Predigio de Maria Rosa. En el YouTube, lo ve. Encuéntrelo, búsquelo, pa´que vea la calidad de caballo. Yo compré ese potro en San Pedro de Los Milagros con la yegua. Me lo vendieron porque el potro nació torcidito la nariz. (…) Lo tengo por allá por La Vega. Lo tengo pa´ reproductor. El mero semen de ese caballo –Predigio- vale 3 millones de pesos”, afirma.

Jorge Carvajal también compra bestias fuera de servicio, aquellos animales que llevaron durante años en sus lomos a personas o carga. A diferencia del trabajador colombiano que se pensiona, la bestia vieja, renombrada como “güelengue”, tiene otra suerte, y ella depende de su dueño. Pocos optan por dejar estos animales en sus potreros hasta que mueran. La mayoría las venden a particulares que las llevan a la ciudad de Medellín. Jorge sostiene que estas bestias son sacrificadas para el consumo de su carne.
Su hijo Ronald montando la mula Canela


En cuanto al mercadeo de estos güelengues en Medellín, Jorge Carvajal asegura: “vea, usted llega a Medellín con un viaje de güelengues, y vea, a cómo, a tanto le pago, ahí mismo. En cambio un viaje de ganao, descárguelo, entrégueselo al comisionista, el comisionista lo vende con ocho días de plazo, y espere la plata.  Y los güelengues se la pagan a uno ahí mismo. Que le parece, un kilo de carne en Medellín vale por ahí 18 mil pesos, más o menos. Y un kilo de carne de mula o de caballo vale por ahí cinco o seis mil pesos. Entonces ahí mucha diferiencia pa´ llevar alguna cosa pa´ la casa (…) Más blandita la de caballo, así estén viejos todos dos. Pero la de mula si es dura”.

Concejal del municipio
Con solo tres años de escolaridad, Jorge Carvajal, por los años 80, fue concejal del municipio. Uno de los proyectos significativos aprobados por el Concejo de este tiempo (entre otros, estaban Jaime Graciano, Miguel Higuita, Donaido Valle) fue el de un préstamo ante el IDEA por diez millones para electrificar a San Miguel y Santa Agueda. “Aprobamos el proyecto de las piscinas, aunque después de haberlo aprobado reconocimos que habíamos cometido un error, porque primero debiéramos de haber montado la planta de tratamiento de agua. Pero el señor alcalde, con muchas ganas de ir primero a lo de las piscinas, el hombre no quiso echar pa´tras. Tampoco le aprobamos a él un carro para él andar, un préstamo al IDEA por 40 millones de pesos. Endeudar al municipio por 40 millones de pesos”, recuerda.
Descanso de un domingo en la tarde 

Otro proyecto novedoso para la época fue la adquisición de un caballo “pura sangre”. En sus palabras lo recuerda así: “habíamos hablado de un caballo de silla. Yo propuse que era mejor un caballo pura sangre para enrazarlo con las lleguas de los campesinos aquí en esta zona porque esos caballos son muy resistentes al trabajo, son caballos muy grandes, caballos solo pa´trabajo. Entonces en vista de mejorale la bestia a los campesinos, le dimos esa insinuación al señor alcalde, Omar. Y sucede que, Omar, fue y compró el caballo pura sangre pero no estaba financio para pagalo. No tenía la plata pa´pagalo. Y sucedió que él iba a sacar plata de educación para pagar ese caballo, y no se podía. Entonces nosotros le dijimos: de esa plata de educación no se puede sacar pa´pagar ese caballo. Eran como cinco millones de pesos. Entonces le tocó al hombre devolver ese caballo. A ese caballo no se le cogió ni una cría aquí. Y tuvo por ahí como tres o cuatro meses ese caballo aquí. El dueño lo recibió pero se le tuvo que pagar el quite”.

Carnicero
Jorge Carvajal fue carnicero durante ocho años. En aquellos tiempos la carne se envolvía en hoja de biao. Recuerda que uno de los que más bajaba hojas de biao para las carnicerías era Sigifredo Oliveros. Los paquetes de hoja venían por docenas. Del corregimiento Los Llanos también bajaban  mucha hoja de biao. Como en ese entonces no había enfriadores ni cavas, la carne tenía que salarse. Así salada duraba hasta ocho días.
Hojas de biao. Usada, décadas atrás, por los carniceros
para envolver la carne

El ganado para el sacrificio se lo compraba al señor Juan Guerra. También compraba mucho ganado en otros lugares, en varias veredas en compaña con Manuel Rivera. “Un día me dijo Juan: hombe, andá subí arriba pa´ que me compres una vacas que tengo. Tengo cuatro vacas ahí. Yo tenía una soga muy buena, delgadita, colgada del cacho, me la había cortado un señor, don Isidro en Cañasgordas (un cortador de rejos muy bueno). Y era un rejo delgadito, por ahí de unas 45 varas. Y al Negro le gustaba mucho ese rejo. Él, cada rato: ¿hombe, cuánto vale ese rejo? No, lo necesito. Entonces llega un día, cuando fui a vele las vacas a Juan Guerra: Jorge, cuánto vale esa mula con silla y todo, con espuelas y todo. Y ahí estaba pegao ese rejo. Y, ¿cuánto me vas a dar por el toro? Hombe, le vendí la mula aviada y le compré el toro. Le dije yo al negro y a él: ese negocio Juan, fue por quitamen el rejo. Apenas se reía el viejo Juan Guerra. A los ocho días le entregué aquí la silla con todo y rejo”.

Con gran aprecio recuerda Jorge Carvajal a Juan Guerra. Sostiene que el afecto que le tenía Juan era como el de un hijo. Le dijo que la Finca el Poal la tenía empastadita y se la ofreció para que echara unos terneros en ella. “Me hizo un cheque en blanco y me fui. Por allá, me fui pa´ Cestillal, un señor Ricardo Pereira, y llamé a Juan.
Jorge: Juan, yo compré aquí 50 terneros a Ricardo Pereira
Juan: Ahh. No, dígale que esté tranquilo, que vaya por la platica a Medellín que está allá”.
El ganado estuvo en El Poal hasta que Juan murió. Luego de lo cual debió liquidarse con la familia del fallecido.

Familia
Luego de un año de noviazgo, y superando la antipatía de su suegro -que era viudo- y algunas cuñadas por la relación, Jorge Carvajal contrae nupcias con doña Ruth Giraldo Rodríguez, hermana de doña Lilian Giraldo. "La única que no se metía, tampoco le decía nada a ella, era Gloria, una hermana de ella. Pero Amanda si la regañaba diario que estaba por ahí hablando con migo", sostiene. Contra viento y marea Jorge y Ruth se casan, tienen cuatro hijos: Milton, Edwin Oswaldo, Nixon y Ronald. Nixon fue asesinado en el municipio de Bello en 1997.
Jorge y su esposa Ruth


En extrañas circunstancias, Edwin falleció un día viernes de 1990. Sin orden de detención, la policía cogió a Edwin y a un primo por los lados de Tejelo, Medellín.  Los subieron a la patrulla y aparecieron muertos por los puentes de la Avenida San Juan, por los lados de la Alpujarra. Luego de muchos años, Jorge, por versiones de un paisano que se desempeñaba como celador del edificio de la gobernación conoce un posible detalle del suceso: "(...) la muerte de esos muchachos, ellos gritaban auxilio y habían dos camionetas de la policía ahí. Nosotros nos fuimos a asomar. Ellos oyeron los lamentos y fueron a asomarse entonces la policía hizo unos tiros. Ellos tuvieron que retirarse. Eso fue por ahí a las once de la noche". Falleció Edwin con un contrato laboral firmado con Edatel, en su poder. Empezaría labores el lunes siguiente a su muerte en el municipio de Dabeiba.

Aunque se ha reducido considerablemente el uso de semovientes para el transporte y la carga en el municipio de Peque en los últimos 12 años, el gusto por los caballos no acabará y estarán ahí recordándonos a los humanos que antes que los carros de combate, los aviones de caza y los navíos de guerra, los reinos en el pasado se conquistaron con los caballos. Y, ahí está Jorge Carvajal, reviviendo esa relación permanente entre la grandeza de los hombres y la opulencia de los caballos.


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