LUIS ARNULFO MAZO MAZO
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=jJR99prp0fg
Don Arnulfo Mazo
nació el 27 de noviembre de 1933. Hijo de Luis Reynaldo Mazo Orrego, de San
Andrés de Cuerquia, y de Clementina Mazo Zapata, de San Andrés Briceño pero
radicada en Ituango. En ese tiempo Briceño era corregimiento de Yarumal. “Mi padre trabajaba en Ituango y Peque; él
era negociante y andariego. Mi papá era arriero y negociante de mulas, de
ganado, de marranos, de lo que le vendieran”, dice don Arnulfo. En 1961
Arnulfo Mazo contrajo matrimonio con Maria Marcos David Moreno, relación de la
cual nacieron diez hijos.
En su época, al
padre de don Arnulfo Mazo le tocó trabajar en San Mateo con don Marcos Valle.
De San Mateo pasó a Los Llanos donde se encontró con Clementina Mazo quien
había llegado allí para visitar a su hermana Esperanza Mazo quien era maestra
en este corregimiento. En este lugar se conocieron Luis Reynaldo y Clementina “y formaron el negocio, el matrimonio”,
como lo expresa don Arnulfo. Ya casados Luis y Clementina se establecieron en
Peque donde tuvieron cuatro hijos: María, Alfonso, Alicia (fallecida) y
Arnulfo.
Sacó don Luis
Reynaldo a su hijo Arnulfo de la escuela cursando el grado cuarto para que le
ayudase a arriar y para que trabajase la agricultura - Fue Luis Reynaldo dueño
de la finca el Granadillo.
Cuando Arnulfo
tenía entre 19 y 21 años llegó al pueblo el ejército reclutando hombres para el
servicio militar obligatorio. Su padre Luis le sugirió que “se volase”, que se
escondiese, que se fuese para la finca La Sequia donde Liano Guerra, y allí se
quedó como cinco años. Estando en este lugar pasó por allí un sargento del
ejército para Ituango a reclutar jóvenes y de nuevo debió esconderse. “qué tan maula es uno hombre. Donde hubiera
pagado servicio hubiera sido otro tipo distinto”, afirma don Arnulfo.
Abandonó la
finca de la Sequía y se vino para la Vereda San Pablo a administrarle una finca
a don Pacho Guerra. Trabajó un tiempo con don Pacho, liquidó con él y se vino
para el pueblo a trabajar manejando como 20 mulas de don Pacho. “Era caporal de la mulada. Yo le movía de
aquí a Uramita lo que él compraba de frisol. Lo que producía la finca lo movía
yo, y como él tenía el mejor almacén aquí, yo le traía todo lo que traían de
Medellín”, recuerda don Arnulfo.
Eran los tiempos
en que todo entraba y salía del pueblo por medio de la arriería. Sumaban 38
arrieros y 150 mulas. Unos manejaban veinte mulas, otros cinco, otros diez. El
ejército acompañaba la arriería para evitar que los asaltantes robasen la carga
de los arrieros durante el recorrido y/o en las posadas también.
Entrada la
violencia, en el Corregimiento Los Llanos había 50 policías que había mandado
el municipio de Ituango. Eran los tiempos en que el ejército y la policía no se
querían. “La policía bajaba a La
Asomadera a echar candela pa´bajo, pa´todas partes, y el ejército subía de aquí
pa´ arriba y los devolvía, y entonces la gente que trabajaba por aquí cerquita
cuando oía ese candeleo allá se derrotaban pal pueblo a favorecesen con el
ejército”.
En una de las
jornadas a Uramita, y luego de ayudar, por orden del ejército, a cargar a un
civil asesinado por la chusma liberal en La Vironda y a un policía muerto en el
Llano de Juntas, fueron puestos presos, durante dos días, todos los arrieros
que iban ese día de Peque para matarlos. “Este
Miro Agudelo que hay por ahí, ese es un verriondo. Y nos dijo: yo les voy a
abrir esa puerta pa´ que nos vamos. Jumm, sabe cosas. Entonces dijo mi papá:
hombre, no. No haga eso que nos van a largar”. Mientras pasaba la discusión
entre arrieros detenidos corrió la alarma de que la chusma liberal se había
entrado a la finca La Aguada de Camparusia y había asesinado a Jesús, jefe de
la chusma conservadora. Ante la zozobra de que la chusma liberal pasaría a
Uramita, un sargento del ejército pidió a la policía dejar libres a los
arrieros detenidos para evitar que fuesen muertos por los enfrentamientos.
En los tiempos
de la arrería, los arrieros eran los correos, vendían el café, compraban las
provisiones de los comerciantes, traían las facturas y el resto de plata de lo
vendido. Los comerciantes no salían porque les daba miedo ya que podían ser
asaltados o robados por asaltantes de caminos. “Cuando nosotros llegábamos aquí, ya estaban todos ahí ´onde Melina que era la administración
principal de guarapo. Ahí estaban listos con las totumas de guarapo
esperándonos pa´que tomáramos”, recuerda con alegría don Arnulfo.
Dice don Arnulfo
que en el tiempo de la violencia algunos conservadores de buen corazón empezaron
a llevarles sal y cositas a los liberales que estaban escondidos en el monte.
Entre ellos están Milio Osorno, Alfredo, Jesús Días, entre otros. “La sal
era un elemento perseguido porque no la había, el gobierno la prohibía. Y el
que tenía un negocio de sal o conseguía sal, era un héroe, y donde le compraban
era por onzas y la gente andaba con un frasquito de almendras colgadito aquí en
la cintura con un poquito de sal. Cuando llegaba y le daban comida, pero no
había sal, entonces él llevaba la salecita aquí en el frasquito y le echaba”.
Comenta don
Arnulfo que a finales de 1948 un sargento del ejército de apellido Lalinde les
dijo que ese sería el último o penúltimo viaje de arriería que harían porque la
orden era que Peque sería ocupado por la policía que venía de Ituango y el
ejército salía. La policía venía a “barrer por parejo con lo que haiga”.
En el siguiente
viaje se fueron los arrieros hasta El Llano de Juntas y aquí fueron advertidos
por unos amigos de apellido Vega de que no continuasen porque los estaba
esperando la contrachusma (nombre dado a la chusma conservadora) en San Benito
y La Cabaña para quitarle las mulas y la carga e incluso asesinarlos. Los
arrieros atendieron la advertencia y se quedaron en El Llano y entregaron la
carga a Lisandro Serna, “el tío de
Bernardo Guerra, hermano de doña Rosaura. Él era un rico de Juntas, un tipo de
confianza, conservador. Era muy formal con la gente de aquí y también le sacaba
cosas a la gente de Camparusia. Entonces ahí mismo a descargar todo eso y
entregar esa carga a Alfonso Serna. Compramos ropita y sal y entonces nos
vinimos pa´ca”.
Huyeron del
pueblo para San Mateo entre 20 y 25 familias e hicieron casas de murrapo. De
aquí la gente se desplazaba hacia Camparusia. El río de Uramita dividía en dos
las zonas de dominio y control del grupo liberal y del grupo conservador. La
división alcanzaba hasta Turbo. Por el occidente del río se movía la gente y la
chusma liberal; por el oriente se movía la gente conservadora y la
contrachusma. La gente de Peque se movía hasta Mutatá para conseguir sal. “Cuando Rojas Pinilla subió al poder,
estábamos en Chimiadó, de Dabeiba para Arriba. Estábamos en Llano Grande una
vez con un cura que salía a las montañas a confesar la gente y a animar la
gente, un sacerdote de apellido Gaviria, estábamos con él cuando dijeron unos
viejitos: oiga por allí en aquella cañada que hay una peña donde hay un´agua
salada. Entonces dijeron ahí un tipo que había salido del pueblo y era oficial
entonces tenemos que ir allá, eso es un salao. Y nos fuimos pa´llá como 20 o
30, y en esos iba Jesús Guerra, Leonardo, los Borjas, gente conocida. Nos
fuimos pa´llá y de veras, eso era una peña que esa agua venía salada”.
Recuerda don Arnulfo.
Se hizo el
entable para extraer la sal de los arroyos de la peña. Se construyó un horno
similar al usado para sacar la panela. Se trajeron seis fondos de cobre de la
estancia Cañaverales, camino a San José de Urama, la cual había sido quemada.
De la finca El Naranjo del filo El Gavilán, de unos Tamayos se trajo el zinc.
La tubería se elaboró de guadua. Se llegó a sacar un bulto de sal por día.
Llegaban entre 50 y 60 personas diarias a hacer turno para comprar la sal la
cual se vendía a 7 pesos la libra.
Con la plata
realizada por la venta de sal, se vino don Arnulfo y sus familiares para La
Florida, por Los Llanos, a vivir allí. Por Paramillo salían a la finca La
Argelia con el fríjol y el café, bajaban y salían a la finca El Chambuscao,
finca de los Moras. Siguieron bajando y llegaron a Los Chorros. Mientras don
Arnulfo, su hermana, Adán Posso, su hermano José Isaías Salas (hermano
natural), su papá y Tulio Valle estaban en Los Chorros, Luis Guerra, doña
Maruja y los hermanos estaban en El Llanón, habían hecho una casa en una cañada.
Un día don Luis Guerra y familiares celebraban la matada de un marrano y se
veía el humero cuando subían 200 policías y contrachusmeros que entraron por El
Retiro, por la finca Medellín de los Incapies, a Paramillo.
La gente de
Peque se había robado un ganado que era del gobierno, de La Colonia
penitenciaria. Este ganado estaba en Culato y El Madero. Venía esta comisión de
200 hombres a rescatar el ganado y pasando cerca de la casa de Luis Guerra
agarraron de lejos la casa a plomo. Luis Guerra y familiares se volaron cañada
arriba (nota: al final don Arnulfo se refiere a Luis Guerra como Jesús Guerra
por lo que en este diálogo no se sabe a qué nombre correspondía). Huyó Arnulfo
y familia por el filo de Culatos a Monteloro.
En una ocasión
fue vista la policía y los contrachusmeros a las siete de la mañana bajando a
la casa de la señora de Rafael Manco sin darse cuenta que allí los estaba
esperando un grupito de los chusmeros y les bajaron a un policía. Luego la
policía se desplazó hacia La Raíz, subieron por El Palmar y llegaron a la
Llorona. Los chusmeros que estaban por los lados de Culatos pasaron por El Alto
y salieron a La Llorona y esperaron a la policía y a los contrachusmeros. Allá
“quebraron” otro policía. Huyó la policía hacia Los Llanos contando con tan
mala suerte que allí había otro grupito en el cual se encontraba Aquilino,
Maelo, Pedro Mazo y otra gente y le “cagaron” otro.
Desorientada la
policía cogió por el camino del Páramo. Los hechos adversos sucedidos a esta
comisión de la policía dio lugar a un disco que recuerda don Arnulfo: “y entró la policía, entró por Paramillo. En
mayo entraron fácil y en junio les pesó. Se llevaron cuatro muertos, hay qué
suerte les tocó! Bobitos no sean porfiados, no vuelvan a molestar. Fíjense que
ya no pueden con la fuerza liberal”. Tan mala suerte tuvo esta comisión que
no pudo rescatar ni una vaca sino que se llevaron cuatro de sus muertos.
PARTICIPACIÓN EN CONCURSO DE ARRIERÍA
No en vano la
vida le da conocimiento y experiencia a cada persona. La vida curtida de
arriero de don Arnulfo, que se inició a la edad de once años al lado de su
padre, lo dotó de habilidades y competencias que lo llevaron a participar en el
concurso de arrieros y fondas de la Feria de las Flores en la ciudad de
Medellín.
Su primera
participación en el concurso fue en 1999 la cual ganó amarrando una carga de
café en 4minutos y 32 segundos. En el año 2002 participa nuevamente acompañado
del alcalde José Luis Úsuga. Dice don Arnulfo, “ya en el 2002, participé con toda la arriería del departamento de
Antioquia, y departamentos. Competí con once arrieros campeones. Entonces ya
les gané a todos. (…) Yo fui campeón hasta el año 2003. De ahí ya no me
admitieron competir, sino jurado hasta el 2011 que fui ahora último que fui a
representar al pueblo (…) en el 2010, me parece, una cosa así, ya me tocó
jurado supervisor de todo el evento”.
En el concurso
de arriería del año 2002 barrió Arnulfo en el concurso gracias a que solo él
pudo levantar una carga de doce arrobas sin ayuda lo cual lo hizo acreedor a un
reconocimiento de parte de la Presidencia de la República y su imagen fui
incluida en el video del himno nacional de la época.
Durante ocho
años continuos fue don Arnulfo Mazo jurado calificador en el concurso de
arriería y en el año 2011 fue jurado supervisor y condecorado como el mejor
arriero de Colombia con 30 puntos de experiencia en lo relacionado con el
manejo de mulas.
Y es que sus
conocimientos como arriero lo llevaron a ocupar un cargo meritorio dentro del
concurso: supervisor de jurados.
VOCABULARIO
En cada campo
del conocimiento y/o en cada profesión u ocupación se originan palabras que
hacen referencia a los objetos y a las actividades y que deben ser conocidas
por el lector no familiarizado con dicha área o actividad.
Don Arnulfo Mazo
comparte algunos términos propios de la arriería
Caporal: usualmente se refiere al
arriero que sobresale por estar a cargo y por su capacidad para arriar muchas mulas.
Ayudante: era la persona que ayudaba al
arriero; era quien iba por las bestias al potrero, les ponía las enjalmas, las
preparaba.
Sangrero: era quien hacía la comida
para varios arrieros. Partía horas antes de los arrieros para hacer la comida
en la fonda en la cual llegaban estos. Cuando los arrieros llegaban, la comida
ya estaba preparada.
Tacador: sostenía (tacaba) el bulto
mientras el arriero montaba la carga. Cuando el tacador ya tenía fuerza para
alzar el bulto y sabía amarrar, pasaba a ser arriero.
Fueron muchas
las trochas y caminos, así como fondas, por las que pasó don Arnulfo con la
arriería por varios municipios de Antioquia. “Uramita, Dabeiba, estuve en
Mutatá, Frontino, Cañasgordas, Buriticá… no estuve fue en Sabanalarga. Y de
aquí pasé a Ituango y San Andrés de Cuerquia (…) El frisol y el café lo
llevábamos hasta Atacuí, Atacuí era la bodega, ahí bajaban los carros. Pero en
esos días se había dañado la carretera y no pasaban los carros y la agencia de
cerveza era en San Andrés y allá subía toda la mulada a traer cerveza y allá
subí yo. Los arrieros de Ituango y los de aquí, que era yo, la que yo traía era
pa tráela pa´cá. Cerveza desde San Andrés de Cuerquia. Y el camino era por la
cordillera y salía uno allí al filo de Campero. Yo trabajaba era las mulas de
Liano Guerra y de ahí bajaba aquí. Y yo era el que manejaba la cantina
aquí ´onde está la parvería. Ahí era la
cantina de Liano y yo la manejaba”
Nota final: durante la charla no se
hizo mención a una labor que viene desarrollando don Arnulfo desde hace muchos
años atrás: la manufactura de enjalmas. Es la única persona en el pueblo que
elabora este tipo de elemento para la arriería. Es preocupante que en el momento
ninguna persona en el pueblo se interese por aprender este arte de manos del
mejor maestro de la arriería.
q experiencia d ese señor
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