lunes, 18 de diciembre de 2017

JOSE MARÍA VÁSQUEZ - CHEMA: ENTRE CUEROS Y REJOS

JOSÉ MARÍA VÁSQUEZ

José María Vásquez, Chema. En su casa taller hace y repara sillas de montura y elabora 
toda clase de correas y partes para las mismas.
Con casi ochenta años de vida, don José María Vásquez lleva más de 50 años como talabartero cortando, puliendo, perforando y dándole forma y estilo al cuero.
El oficio de talabartero lo aprendió con don Eduardo Giraldo. Inicialmente ambos empezaron como zapateros en Peque; oficio que había aprendido don José María en Medellín cuando fue enviado por sus padres a esta ciudad donde sus hermanas mayores, Aurora y Graciela, para que no se casara de 16 años y hace referencia a dicha situación diciendo: “me dañaron pa´toda la vida”; aunque reconoce que el destino de la vida nadie lo conoce.
En la imagen, Chema disfrutando de una aromática en la cafetería de don Jesús Valle.
 Trabajó José María, “Chema”, en Medellín como ayudante de  zapatería en varios lugares y en ellos aprendió el oficio. Ejerció esta labor en Medellín durante ocho o diez años.
De regreso en peque montó su zapatería teniendo como ayudante a don Eduardo el cual fue aprendiendo el oficio. Comenta Chema que la zapatería en Peque no dio resultado porque no tenía el equipo completo, le faltaba la máquina principal que era la punteadora –y porque además no sabía manejar esta máquina- por lo que tenían que hacer a mano el trabajo que realizaba esta máquina.


Dice Chema que hay varias clases de cuero para los trabajos de la talabartería: Cuero liso o natural, cuero grabado, cuero impermeable. Así mismo nombra algunas partes principales de una silla de montura entre las que destaca el tiro grupa, pechera, cincha, cinchadora, el juste.
Dice José María Vásquez que ahora trabaja muy poco la talabartería –aunque se le ve todos los días pegado al oficio- por la enfermedad que tiene. La enfermedad en una de sus piernas se debe a que hace aproximadamente 40 años, siendo medianamente joven, tumbando un palo en la finca El Cañafístalo, en el filo de El Lindero, la punta le tocó la corva de la pierna, y dice: “apenas medio me tocó si me coge me mata, o me llamaba”, y agrega: “me movió los tendones de las corvas”. No le prestó atención al accidente y el problema se fue agravando por lo que hace aproximadamente tres años le fue hecha una cirugía, cirugía que mejoró su estado de salud y su actividad laboral.
Cuando se le pregunta a Chema Vásquez sobre la manera de conseguir el cuero para sus trabajos y la forma de pago, él dice: “yo lo pido por teléfono al almacén y el pago lo mando por el bejuco”. Cuando se le pide aclaración por la palabra “bejuco” él dice que bejuco es “por Gana” –empresa de chance y envío de giros. Con la expresión “el bejuco”, Chema alude al antiguo telégrafo con el cual el municipio se conectaba con la capital del departamento y los demás pueblos a través de un cable de cobre que salía del casco urbano subiendo por Llano del Pueblo y pasando por Romeral Chamizo y la Tumba. Entre cuatro y cinco pedidos de materia prima hace Chema Vásquez al año.
En cuanto al tamaño de las sillas de montura, Chema dice que para ello hay tres tamaños de juste el cual es la parte en madera y cuyos pedidos los hace a una ebanistería en Medellín. Las medidas de los justes vienen en pulgadas y los más pequeños son usados para monturas para niños y vienen de 12 pulgadas, los justes de 16 pulgadas son para una silla de tamaño medio y los justes de 18 y 20 pulgadas son para monturas grandes.
Cursó don José María Vásquez los estudios del grado cuarto en los tiempos en que con este nivel académico se podía ser maestro rural –Josefina, una de sus hermanas, fue maestra rural con este nivel académico. Chema dice que él y su hermano Saúl hicieron esos cuatros años de estudio ligerito porque no perdían año. Recuerda entre sus profesores a don Carlos Suárez, padre de Hildebrando Suárez, más conocido como “Cochise”. También recuerda al profesor Marino Yépez pero no da detalles sobre ellos.



En los asuntos del amor Chema Vásquez dice que todas las novias que tuvo dejaron huellas en su corazón. Una de las novias que recuerda fue a doña Romelia Cardona (primera dentista del pueblo para la época y que se casó con don Franco Guerra).
Chema Vásquez también hizo carrera como comerciante durante catorce años teniendo una tienda de abarrotes en el filo del Cielito subiendo al lado izquierdo (bodega actual del almacén El Portal Campesino). Cuando se le pregunta cómo le fue como tendero dice: “bien, pero yo me bebí todo eso, pues, yo era muy vicioso”; dice que beber solo no le parece gracia, y agrega: “los amigos son los que hacen beber a uno. Un amigo bien vicioso lo pone a uno pelerito pal´vicio”. Asegura que consiguió, que tuvo plata gracias al comercio y fruto de ello pudo conseguir alguna tierrita que ahora posee.

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